Comencemos por descubrir nuestra esencia.

Comencemos por descubrir nuestra esencia.

A veces comenzamos a tenerle miedo a la vida, sin antes habernos trazado metas.

A veces criticamos la vida de los demás, sin haber criticado la nuestra.

A veces envidiamos los logros de los demás, en vez de aprender de ellos.

A veces le pedimos ayuda de alguien, a pesar que no sabemos agradecer.

A veces creemos ser el mejor amigo, sin saber realmente lo que es la amistad.

A veces creemos ayudar a los demás, a pesar que somos egoístas con nosotros mismos.

A veces nos conformamos con lo que tenemos, pudiendo ser mejores aún.

A veces queremos tener más poder, sin conocer el poder del amor.

A veces creemos saber todo, sin haber leído algún libro.

A veces creemos haber triunfado, sin saber lo que es haber perdido.

A veces nos decepcionamos de las personas, sin antes haberlos conocido bien.

Cada uno de nosotros es un novato de todo lo que comenzamos a descubrir.

Así como el mundo se nos presenta como una caja de sorpresas, lo mismo sucede con las personas…
Nosotros creemos conocer a una persona (por lo que hace, lo que parece, lo que quiere), pero en realidad lo que debe interesarnos para conocer a esa persona es: Aquello que no vemos

Descubrir: Sus metas en la vida, sus miedos, sus sueños.
Descubrir: El quien fue, él quien es, el quien será.
Descubrir: Lo que buscan, lo que aprende, lo que critican.
Descubrir: Lo que sienten de sí mismos, de los demás y de la vida.

Aquello que no vemos, pero que es parte de la esencia de cada uno.

Comencemos por descubrir nuestra esencia.

Dios nos ha rodeado de tanta belleza.

Dios nos ha rodeado de tanta belleza.

«Por cada Mujer»

«Por cada Mujer»

Por cada mujer cansada de actuar con debilidad aunque se sabe fuerte, hay un hombre que esta cansado de parecer fuerte cuando se siente vulnerable.

Por cada mujer que está cansada de actuar con debilidad
aunque se sabe fuerte, hay un hombre que esta cansado
de parecer fuerte cuando se siente vulnerable.

Por cada mujer que está cansada de actuar como una tonta
hay un hombre que está agobiado por la exigencia
constante de «saberlo todo».

Por cada mujer que está cansada de ser calificada como
«hembra emocional» hay un hombre a quien se le ha
negado el derecho a llorar y a ser delicado.

Por cada mujer catalogada como poco femenina cuando compite
hay un hombre para quien la competencia
es la única forma de demostrar que es masculino.

Por cada mujer que está cansada de ser un objeto sexual
hay un hombre preocupado por su impotencia sexual.

Por cada mujer que se siente «atada» por sus hijos
hay un hombre a quien le ha sido negado
el placer de la paternidad.

Por cada mujer que no ha tenido acceso a un trabajo
satisfactorio y salario justo, hay un hombre que debe
asumir toda la responsabilidad económica de otro ser humano.

Por cada mujer que desconoce los mecanismos de un automóvil
hay un hombre que no aprendió
los placeres del arte de cocinar.

Por cada mujer que da un paso hacia su propia liberación
hay un hombre que descubre que el camino a la libertad
se ha hecho un poco más fácil.

La vida

La vida