Tus palabras tienen poder.
Con tus palabras influyes positiva o negativamente sobre la vida de quienes las escuchan.
Tú tienes el poder de influir de forma positiva sobre tus compañeros, familiares y pareja. El poder está en tus palabras.
Dicen que lo que siembras cosecharás… siembra palabras buenas y la cosecha será buena.
¿Sabías que tus palabras tienen “poder”?
El efecto de las palabras que pronuncias sobre ti misma y sobre las personas que te rodean es inmenso. Con ellas puedes levantar y derribar, puedes herir o sanar.Tus palabras me aníman. Con ellas puedes darle la vuelta a una situación o por el contrario, continuar caminando por un mismo camino.
Las palabras son como una semilla. Cada vez que pronuncias palabras de derrota, frustración, desánimo y debilidad estás plantando estas cosas, creyéndolas y alimentándolas. ¡Cosecharás lo que sembraste!
Empieza a sembrar palabras de cariño, fuerza, energía y victoria. Habla de ti como la persona que quieres ser y llegarás a serlo. Cuanto más lo digas, más lo creerás… Y si tú te lo crees, lo conseguirás.
No le digas a tu hijo (por muy tentada que estés a hacerlo): “eres un desastre”, “no llegarás a nada”, “eres un vago”… porque cuanto más se lo digas, más se lo creerá. Dale palabras de ánimo, dile: “eres inteligente”, “tú puedes hacerlo”, “yo sé que lo conseguirás”… Nuestros hijos necesitan escuchar palabras que les hagan fuertes y no palabras que los destruyan. Aunque hoy no veas la evidencia de que puedan mejorar, si tú no crees en ellos, nadie lo hará.
Lo mismo ocurre con nuestras parejas. Si no haces más que decir “todos los hombres son iguales”, tu hombre sabrá que no esperas mucho de ellos. Dile que crees en el amor verdadero y duradero, que es especial. Regálale palabras de apoyo y de confianza. Cuando le dices: “sé que podrás con ello”, lo levantas, lo animas. Tu confianza será su motivación.
Recuerda que a veces necesitarás un poco de imaginación y tenacidad para enfocarte en lo bueno y no alimentar lo malo. Pero cuanto más uses tus palabras para sacar a la luz las cosas hermosas que hay en ti y en los tuyos, más fácil te resultará. Las semillas envenenadas son fáciles de pronunciar, pero es complicado convivir con “el fruto” que sale de ellas. Las semillas de belleza, sin embargo, dan lugar a todo lo que siempre quisiste en tu vida. ¡Ve a por ello! ¡Utiliza tus palabras con sabiduría y comienza a ser más feliz!