Dios puede transformarte.

¿Sientes que nadie confía en ti por errores que cometiste? Cuando la gente ya no tiene esperanza en ti, ni cree que puedes mejorar debes tener la confianza de que a pesar de tus tropiezos Dios mismo cree en ti, porque Él tiene el poder para transformar tu vida, no superficialmente o momentáneamente, sino para la eternidad. Siempre y cuando confieses tus pecados delante de Dios, su gracia y su perdón estarán contigo.

1 Juan1:9 dice “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.” Isaias 1:18 dice: “Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata? ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura? ¡Quedarán como la lana!”

Para que Dios comience a obrar en tu vida, debes entregarle tu vida y permitas que su Palabra sea la que guíe tu vida. A pesar de lo que otros piensen de ti o digan de ti, tú puedes llegar a ser una nueva persona cuando dejas que Dios haga la obra en tu vida. Dios te escogió para un propósito especial que tiene tu nombre. Siempre recuerda que “no depende del que quiere ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia” Romanos 9:16.

1 Corintios: 1:27-29
Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse.

No te preocupes si un día decaes o te sientes débil, porque la mano de Dios te sostendrá y te levantará. Isaías 41:13 dice “Porque yo soy el SEÑOR tu Dios, que sostiene tu diestra, que te dice: «No temas, yo te ayudaré”. 2 Corintios 12:9 dice: “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.”

Estas listo o lista para decirle a Dios que quieres que perdone tus pecados?

OREMOS: Dios mío, reconozco que soy un pecador y me arrepiento de todos mis pecados. Creo en mi corazón que Jesucristo es el Señor y que es tu Hijo amado. Reconozco que Cristo murió por mis pecados, y que tu le resucitaste de entre los muertos. Yo abro las puertas de mi corazón y te recibo como mi Señor y mi Salvador, amén.

Si has hecho esta oración y lo haz creído en tu corazón; tu nombre ya ha sido inscrito en El Libro de la Vida, y hay gran gozo en el cielo.

¿Qué hacer ahora?

Comienza a leer la Biblia, y pídele al Espíritu Santo de Dios que te de entendimiento para discernir Su Palabra.
Si actualmente estás congregándote en una iglesia, sigue haciéndolo pero pídele a Dios que te muestre si debes permanecer ahí; de no ser así, busca una iglesia Cristiana
en la que puedas congregarte.

Que Dios te bendiga.
Por Kanelita Miel
http://www.KANELITAMIEL.com

«Un pequeño detalle puede convertirse en una bendición grande

"Un pequeño detalle puede convertirse en una bendición grande"

Por: Kanelita Miel

Un día de estos decidí traer al trabajo algo de lo que había cocinado una noche anterior. Era un poco de arroz y una porción pequeña de pechuga de pollo, justo la medida de lo que necesitaba para almorzar. Cuando calenté mi comida el olor se expandió e hizo provocar a mi jefe quien es un hombre con mucho dinero. El me pregunto si esa comida era mía, le respondí que si. Me di cuenta que el solo tenía una rebanada de trigo y un plátano para comer. No me pidió que le diera de mi comida, pero en su expresión pude notar las ganas que tenía de comer de mi comida. Cualquiera pensaría que no era necesario compartir con alguien con tanto dinero, podrían haber dicho “que vaya y se compre”, pero mi reacción fue todo lo contrario. Tenía que ser Dios hablándome a que compartiera de lo que había traído para mi almuerzo. No era mucho solo era lo justo para una persona. Aquella voz interior no dejaba de inquietarme y termine por llevarle a mi jefe un platito pequeño con la mitad del pollo y dos cucharadas de arroz. Aquel hombre me miro asombrado y me dio las gracias. Me sentí tan contenta de verlo saborear mi comida. Aunque no me agradezca devolviéndome el gesto, la palabra de Dios me dice que debo hacer las cosas de corazón como para Dios.

Colosenses 3:23-24: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís.”

Hoy quiero reconocer a las personas que hacen tanto por los demás sin esperar nada a cambio. A esas personas que, con sus detalles, y sus gestos de amabilidad nos alegran la vida. Es lindo tener detalles con las personas que queremos, pero es una bendición enorme cuando lo hacemos con otras personas que talvez no nos devuelvan el gesto.

Dios se agrada de cada una de estas obras. Aunque sabemos que la salvación no es por obras para que nadie se jacte (Efesios 2:9), aun así, El Señor ve todo y se complace al grado de conmoverlo y provocar que derrame sobre ti una bendición. Sigamos haciendo bendiciendo a otros, aun con pequeños gestos, con pequeños detalles, a su tiempo tu veras el fruto de tu siembra. Aunque no esperes nada a cambio y lo digas que lo haces de corazón, sin duda recibirás la bendición de Dios en el momento de tu necesidad.

Cuando nosotros somos de bendición a otros, Dios tomará cuidado de nuestras necesidades. Dios promete que Él se encargará de nuestras necesidades. No hay nada que Dios no hará a favor de aquel que ayuda a otros. De hecho, Dios garantiza esta bendición.

Hebreos 13:16
Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios.

Gálatas 6:9-10
Y no nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos cansamos, segaremos. Así que entonces, hagamos bien a todos según tengamos oportunidad, y especialmente a los de la familia de la fe.

1 Pedro 3:8-9
En conclusión, sed todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de espíritu humilde; no devolviendo mal por mal, o insulto por insulto, sino más bien bendiciendo, porque fuisteis llamados con el propósito de heredar bendición.

Con cariño y respeto de:
Kanelita Miel
http://www.KANELITAMIEL.com