
Desde los extremos de la tierra, clamo a ti por ayuda cuando mi corazón está abrumado. Guíame a la imponente roca de seguridad, porque tú eres mi amparo seguro, una fortaleza donde mis enemigos no pueden alcanzarme.—Salmos 61:2-3 NTV
Cuando las lesiones emocionales, las inseguridades, las ansiedades, los recuerdos de abuso, conflicto o dolor que fueron enterrados hace mucho tiempo salen a la superficie de la vida, se transforman de cicatrices pasadas en heridas crudas y abiertas, completamente nuevas y abrasadoras.
Los vendajes no pueden curar completamente el dolor. Necesitamos el toque de Dios, el bálsamo de su ternura, sobre nosotros.
Duele, pero es un escondite seguro, un refugio cuando tenemos miedo de caminar a través del dolor.
¿Crees que eres preciosa para él? ¿Que te ama con un amor ferozmente protector, eternamente fiel e ineludible?
Claro que lo eres y te ama!!
Oremos:
Dios, someto mis heridas a tu cuidadosa atención. Gracias por ser mi dulce refugio.
Amen 🙏🏼
Bendiciones en este hermoso dia.
Pra. Emanuela Peccorini







