Mi dulce refugio

Desde los extremos de la tierra, clamo a ti por ayuda cuando mi corazón está abrumado. Guíame a la imponente roca de seguridad, porque tú eres mi amparo seguro, una fortaleza donde mis enemigos no pueden alcanzarme.—Salmos 61:2-3 NTV

Cuando las lesiones emocionales, las inseguridades, las ansiedades, los recuerdos de abuso, conflicto o dolor que fueron enterrados hace mucho tiempo salen a la superficie de la vida, se transforman de cicatrices pasadas en heridas crudas y abiertas, completamente nuevas y abrasadoras.

Los vendajes no pueden curar completamente el dolor. Necesitamos el toque de Dios, el bálsamo de su ternura, sobre nosotros.

Duele, pero es un escondite seguro, un refugio cuando tenemos miedo de caminar a través del dolor.

¿Crees que eres preciosa para él? ¿Que te ama con un amor ferozmente protector, eternamente fiel e ineludible?

Claro que lo eres y te ama!!

Oremos:
Dios, someto mis heridas a tu cuidadosa atención. Gracias por ser mi dulce refugio.
Amen 🙏🏼

Bendiciones en este hermoso dia.
Pra. Emanuela Peccorini

#emanuelapeccorini #kanelitamiel

Procura la paz donde Dios te lleve.

Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.—JEREMÍAS 29:7

Te has mudado a un lugar al que nunca quisiste ir? Te toca un trabajo que nunca querías hacer? Estás atrapado en una clase que no quieres tomar? Te encuentras en un lugar donde no te sientes bienvenido?

Hay veces en nuestras vidas en las que nos sentimos como extraños en tierras extrañas. Los israelitas que fueron exiliados a Babilonia ciertamente se sintieron así. Pero Dios les dio consejos interesantes. Les dijo que salieran y construyeran nuevas vidas allí. Les dijo literalmente que echaran raíces, que se casaran y tuvieran hijos. Les dijo que

vivieran vidas normales y procuraran la paz!

Esto era providencial. Te invito a que leas la carta de Jeremías a los cautivos en Jeremías 29 y lo podrás comprobar.

La próxima vez que te sientas atrapado en un lugar en el que no quieras estar, no te quedes atrapado en la planificación de tu salida. En su lugar, piensa en cómo puedes aprovechar al mejor la situación. Pídele a Dios que te ayude a llegar a extraños. Piensa en las formas en que puedes ayudar a los que te rodean a tener éxito, sin importar quiénes sean o qué tan bienvenidos (o no) te hayan hecho sentir. Participa y únete al equipo y confía en que Dios bendecirá tus esfuerzos.

Oremos:

Señor, ayúdame cuando me sienta perdido y lejos. Amén.

Bendiciones

Pra Emanuela Peccorini