Porque ese es nuestro Rey.
Dios nunca nos dejará en la cueva sino que bajará, su voz entrará a la cueva y Él nos sacará de allí.
Y podremos decir como el salmista:
“¡Bendice alma mía a Jehová y no olvides ninguno de sus beneficios, Él es quien rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias!”